Cargo el peso de un tentaculo negro que la noche dejo caer suavemente sobre mis hombros. Ventosas blandas adheridas a mi piel de erizo palpitan lentamente. no cedo ante el arrullo, aun sabiendo que las horas son mas cortas cuando los parpados se hunden en la marea de sueños.
Vengo huyendo de los monstruos de mar que dejaste escapar y en cuyos dientes se macera la carne que robaron de mi brazo derecho. vienen por mas.
Nado entre la niebla azul de un cigarro rancio, mismo que trago a bocanadas asfixiantes abriendome paso, tosiendo sangre transparente, emitiendo sonidos inaudibles, buscando el metal de tus escamas para arrancarlas de tu espalda y hacernos un abrigo que resguarde nuestros cuerpos hasta que acabe la cacería.
Será que acabe pronto?
Prisa no tengo.
Temor tal vez.
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