8.21.2006

//trauma-tic//

Yo nunca nunca...






Jugué Atari.






Bajo el escudo de mi falta de maduréz mental y física, mis primos mayores me expulsaban del cuarto en el cual se veneraba al legendario aparato omnipotente, dueño de mis insomnios, pesadillas y fantasias infantiles.






A veces (muy a veces), rebeldosa, desobedecía las ordenes del matriarcado familiar y subía mis blancos y acharolados zapatitos al sillon de la sala de tv y, sosteniendome en puntitas cual bailarina amateur, infructuosamente pretendía contemplar la pantalla que embobaba al montonero de púbers enjugados en ésa euforia de consola que mas tarde, con el nintendo, pude llegar a conocer.









El atari, para mi, no es más que la bruma de un mito tambaleante. u_u

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