Lo primero que pasó por mi mente fue tomar el té sin endulzar, a la sana, luego de percatarme que la azucarera reposaba limpia, vacía y serena en el escurridor de trastes.
Lo segundo que pasó por mi mente fue una calaverita octubrina de azúcar pintado que yacía en el librero de la sala, junto al cochinito de la buena suerte y la planta Tita.
Después de eso.. sólo una enorme laguna mental. Lo último que recuerdo es la imagen del cráneo horadado junto a la panera...
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