11.16.2007

. .. .unchemical. .. .

Sácome de onda cada vez que hace algo lindo por mi. Lo he dicho antes: no estoy acostumbrada a la caballerosidad. En mi idiosincracia familiar una mujer que permite la caballerosidad ortodoxa es una pendeja buenaparanada. Yo vengo de un matriarcado, chinga, de mujeres que no agarran solo el sarten por el mango si no tambien el taladro, las pinzas, el desarmador y la cuchara de enchinar pestañas.


Y digo que, cada que me quita de las manos el vaso en el que me voy a servir agua mineral y lo sirve el mismo, cada que digo: se me antoja un cafe y de pronto hace aparecer un caramel machiatto con doble shot de express, como lo tomo yo (y que aún no se como sabe que lo tomo así), cada que se emputa porque intento pagar la cuenta o el cigarrito de a dos cincuenta del señor de la cajita de dulces, cada que me ofrece el brazo para bajar las escaleras y cada que se opone a que me baje del auto sin que él me abra la puerta, me saco de pedo y no puedo evitar sentirme un poquito pendeja sometida, pero mas que otra cosa me enojo conmigo misma porque pienso, y esto mis tias no han de saberlo, que así debe ser un hombre de verdad, atento y dulce, y asi deberia de gustarme alguien, pero no, yo tengo un gusto enfermo (como el 99.9% de las mujeres) por los patanes, y ningún gusto por él.


Que pinche coraje me da saber que si le hablo ahorita y le digo: -quiero tacos- en 20 minutos esta frente a la puerta con una charola de tacos selectos, pero si le dijera eso a un cabron regular de esos que me gustan sabes que contestaria? Lo sabes, diria -mmh pues... ve y comprate unos tacos- o bien -si nena? yo tambien quiero. me traes?-


Putamadre.
Maldita quimica no?

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